Cómo la Web 3.0 va a cambiar el marketing (y no puedes permitirte quedarse atrás)
Como hemos visto hasta la saciedad en otros post anteriores, el marketing siempre se ha visto obligado a evolucionar con la aparición de cada nueva tecnología:
Además, uno de los rasgos de la tecnología es que sus innovaciones irrumpen cada vez más rápido y con saltos mayores, es decir, sus mejoras crecen geométricamente. Siguiendo esta tendencia, estamos observando que la Web 3.0 ha llegado a mayor velocidad que otros cambios y su uso se está adoptando vertiginosamente entre muchas marcas. Por ese motivo, es importante que entendamos los rasgos de la próxima generación de internet, también llamada Web 3.0, y la profunda revolución que conlleva, pues los flujos de dinero ya comienzan a hablar este nuevo lenguaje y el marketing les va a la zaga. Observa este esquema:

Fuente: https://www.linkedin.com/in/joaquim-matinero-tor/
Si extraes un patrón de cada uno de esos momentos, concluirás que la Web 1.0 era un sistema centralizado, tanto financiero como digital. En el 2006 aparece la web 2.0 con el concepto de contenido asíncrono generado por los usuarios a través de blogs, wikis y redes sociales. Aunque estos comienzan a crear contenidos y poner la primera piedra de la descentralización, no deja de ser Google el que se posiciona como el agente financiero y digital que lo dirige todo. Esta es la época en la que sus beneficios se disparan a límites apenas insospechados antes. Sin embargo, con la convergencia de diferentes tecnologías en los últimos años, está apareciendo un nuevo modelo revolucionario que se sospechaba venir: la Web 3.0. La Web 3.0 sigue un sistema de gestión financiera descentralizada en el que elementos como los NFT, la AR (Realidad aumentada), el blockchain o las criptomonedas juegan una clave fundamental. Si desmenuzamos el concepto de la Web 3.0, nos encontramos lo siguiente:

Fuente: https://www.linkedin.com/in/joaquim-matinero-tor/
En este modelo el poder reside en el usuario, que pasa a ser un agente empoderado. Ahora hace lo que desea, y no lo que le imponen, pudiendo autoexpresarse sin intervención de terceros.
El deseo de expresión, por ejemplo, se percibe en Fortnite, en donde cualquier jugador puede adquirir su propia ropa digital conforme a sus gustos. Pero el usuario, además de ser un creador también pasa a ser un gestor independiente, tanto de los contenidos que produce como de sus finanzas.
Por supuesto, eso le permite obtener rendimientos económicos a su favor sin el filtro de ningún agente financiero. La clave que explica este esquema 3.0 radica en la utilidad. Un NTF, por ejemplo, nos permite escuchar conferencias o vídeos, asistir con él a un partido de baloncesto o infinidad de aspectos más. Aunque esto ya se podía hacer antes, ahora hay un matiz importante. A esa utilidad se han unido el empoderamiento del que ya hablé y, además, la escasez digital, es decir, aquello que aporta un valor único difícil de conseguir.
Partiendo de esto, la Web 3.0 se está construyendo como una comunidad que gira sobre el concepto de utilidad y que —dado el acceso global a la red que facilitó la Web 2.0— ahora gestiona un volumen de transacciones importante.
Un claro ejemplo es Veefriends , un proyecto del reconocido emprendedor Gary Vaynerchuk , donde sin lugar a dudas se cumplen todos los requisitos de web 3.0: pertenencia a una comunidad (VeeFriends), acceso a diversos incentivos (megaconferencia de VeeCon), adquisición de NFTs, y transacciones con criptomonedas.
Un proyecto 3.0 que ha generado 10.255 millones de dólares. Otro ejemplo es el sector de la música, que el beneficio es de 40B y los artistas solo ganan el 12% del total con el modelo de la Web 2.0. En un modelo Web 3.0, sin embargo, los artistas se empoderarían gracias a los NFT y a la comunidad descentralizada (supporters). Es decir: ganarían más a través de la utilidad, el empoderamiento y la escasez digital. Un caso así puedes verlo en el conocido DJ Steve Aoki, que da recompensas a sus NFTs Holders. El ejemplo de los NFT es sencillo de entender, pero solo es una parte del extenso ecosistema de la Web 3.0:
Aunque no creo en las profecías apocalípticas que dicen que Twitter o Facebook ya han desaparecido, sí creo que están perdiendo notoriamente atractivo para los usuarios por ser lentas en adaptarse a este nuevo modelo. Marcas como los anteriores ejemplos mencionados , sin embargo, han entendido la revolución y ya se están adaptando, pues saben que los consumidores las recompensan si ellas, a cambio, los empoderan.
El marketing no puede evitar verse envuelto en esta transformación y se hace más complejo para los marketers. Ya no sirve crear anuncios en Facebook Ads y esperar beneficios. Ahora hay que sorprender, hay que empoderar al consumidor. Como ya te expliqué en mi anterior post, si creas un anuncio AR, es muy probable que multipliques tus conversiones x2.
Pero debemos ser visionarios y pensar a cinco o diez años vista, como profesionales del marketing, previendo cómo satisfacer las necesidades futuras de los clientes e identificando de dónde obtener nuestro justo beneficio. En este escenario, todo apunta claramente a que el dinero se está desplazando a la Web 3.0 y a la industria 4.0. Eso es el futuro. Y como es norma en marketing, si una ola ves venir, ¡sé el primero en surfearla!
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